EL HOSTAL DE LA BAHÍA®
Otro sábado, a media tarde, veré complacida como se marcharán mis huéspedes en sus caballos y carros, de regreso a sus casas.
Cerca de la bahía, de no ser por mi joven y apuesto cliente extranjero, quedaría sola todo el fin de semana en el hostal en el que he vivido cerca de cincuenta años. Este huésped vendrá el último, tras haber concluido su jornada de trabajo, caminando ensimismado por la terrosa calle, ya que no dispone de montura.
La sola presencia de ese hombre desplazará la diferencia de edad y hará enardecer mis pechos con su cercanía.
Como otras noches, le serviré la cena. Luego, retomaré la lectura de mis libros, los mismos que durante años me han mostrado pasiones inalcanzables. Después, él aparecerá a mi lado, aún con hambre. Será otra noche en la que no entenderé nada de lo que me dirá, pero me convertirá en ese puente para cruzar su propia nostalgia, y con la que sofocar el recuerdo encendido de la joven que anhela, a la que nombra de forma constante mientras me posee, hasta apagar su sed… y la mía. Yo habré disfrutado una vez más con su pasión las experiencias de incontables personajes, hasta aplacar con su fogosidad incluso la más escondida de mis ambiciones.
El domingo regresaré de misa y él estará en la porchada de madera fumando su pipa, después de haber realizado algunos arreglos en mi viejo hostal. Las jóvenes suspirarán en la calle por la que se habrán lucido con insistencia, para intentar despertar su interés.
Él se alzará educadamente para recibirme, pero se mantendrá fuera, envuelto en el humo de su tabaco. Permanecerá allí, observando las montañas al otro lado de la bahía que evocan sus recuerdos felices, instalados en tierras lejanas, y suspirará por la joven que retiene sus aspiraciones, ajeno a los pavoneos adolescentes de las mujeres que deambularán ansiosas por el vial.
Bajo la claridad de mi ventana, volveré a retomar la lectura de las pasiones que ya reconoceré, de los jadeos que ya habré vivido y de los gozos que prolongaré cada sábado, hasta que mi joven cliente regrese en busca de su amor para aplacar su desesperada necesidad…, después de haber cubierto sobradamente la mía.
Fin
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